Era el primer día después de las vacaciones de invierno. Jamie se sentó en silencio, observando a sus amigos hablar y reír.Todos en la clase de Jamie estaban emocionados por contar lo que habían hecho.

Pero había alguien nuevo en clase ese día: un niño llamado Sam, que se había mudado de otra ciudad. Sam parecía nervioso, sentado solo en su escritorio.


Jamie vio a Sam desde el otro lado de la sala. Sam llevaba una chaqueta diferente a las de los demás y parecía no saber qué hacer. Jamie se preguntó si Sam se sentía nervioso porque todo aquí era tan nuevo.

'Me pregunto si está asustado', pensó Jamie. Jamie quería ir a saludarlo, pero no estaba seguro de cómo reaccionaría Sam.

El maestro dice: '¡Encuentra un compañero para nuestra actividad!' Jamie podría asociarse con Sam o ir con uno de sus amigos habituales.


¿Debería Jamie pedirle a Sam que sea su compañero?

Jamie decidió pedirle a Sam que fuera su compañero. Mientras trabajaban juntos, Jamie notó que Sam estaba callado y no sabía cómo jugar el juego. Jamie se sintió un poco incómodo.

Era más fácil jugar con sus amigos habituales. Pero luego, Jamie pensó en cómo se sentiría Sam siendo el niño nuevo. Jamie comenzó a explicar el juego paso a paso.

Jamie se preguntó si estaba bien dejar a Sam luchando.


¿Debería Jamie ayudarlo a entender el juego?

Más tarde ese día, Jamie vio a Sam sentado solo otra vez durante el tiempo de merienda. Jamie recordó lo solitario que se sentía al ser dejado afuera. Jamie respiró profundamente y decidió invitar a Sam a sentarse en la mesa con sus otros amigos. Sam sonrió por primera vez ese día.

Durante el recreo, los amigos de Jamie no estaban seguros de si debían incluir a Sam en su partido de fútbol. Algunos pensaban que no sería muy bueno. Jamie es el último en decidir.


¿Debería Jamie invitar a Sam a jugar al fútbol con el grupo?