En una pequeña granja tranquila vive un gallo llamado Gigi. Está orgulloso de su fuerte canto, que despierta a todos cada mañana. Para él, es una celebración diaria de la vida, una forma de saludar al sol y recordarles a los demás animales que ha comenzado un nuevo día.


Cada año, el pueblo organiza el "Concurso de la Voz Dorada". Las aves de la granja compiten por el mejor canto. ¿El premio? Un tazón de cereales y una medalla de oro. Gigi sueña con ganar ambos. Así que practica a diario, perfeccionando su canto matutino. Está seguro de que puede ganar.


¿Quién crees que merece ganar un premio por su voz?

Sin embargo, no todos en la granja comparten los sueños de Gigi. Ticu, el pavo, y Dora, la pata, piensan que sus ambiciones son ridículas. Les parece una tontería. Creen que un simple gallo nunca podría ganar un concurso tan importante.


¿Cómo te sientes cuando alguien dice que tu sueño es una tontería?

—¿Quién te crees que eres, Gigi? —se burla Ticu.

—¡Exacto! —coincide Dora—. Tu voz es fuerte y ruidosa, pero no es elegante. Una verdadera voz necesita gracia, no solo volumen.

Al escuchar eso, Gigi comienza a perder la confianza.


Si fueras Gigi, ¿qué harías?