Eva no admite que fue ella. Todos se sienten molestos. Desde ese día, el maestro cierra con llave el guardarropa. Encuentran el abrigo de Adam, pero ahora ya no pueden usar el guardarropa ni tampoco jugar al ping-pong ni al fútbol durante los recreos. Todos están enfadados por la situación.
Esta historia trata sobre tener el valor de admitir cuando has hecho algo mal, especialmente si ha afectado a otros que no hicieron nada malo. Enseña cómo manejar tus sentimientos y dónde encontrar ayuda y apoyo cuando lo necesites.