Şori decide participar. Se sube al escenario, respira hondo y comienza a leer su historia. Al principio, tartamudea, pero los ratones y ratas del público escuchan en silencio porque disfrutan mucho la historia.

Cuando Şori termina, todos aplauden y lo animan. Şori se siente muy orgulloso de sí mismo. Los otros ratones se dan cuenta de que es un gran narrador y le piden disculpas por haberse burlado de él.

A partir de ese día, Şori comparte sus historias con todos. Demuestra que está bien enfrentarse a los miedos y que la amabilidad puede hacer a todos más fuertes.