Un día, Emma tuvo una gran idea. —¿Y si Lily lidera un desfile? —dijo.
A los niños les encantó la idea. Decoraron sus bicicletas, patinetes y carritos con flores y cintas. ¡La silla de ruedas de Lily fue la más hermosa de todas! Con flores brillantes en sus ruedas, Lily encabezó el desfile, sonriendo mientras los niños la seguían y aplaudían.
Después del desfile, Emma dijo: —¡Sigamos buscando juegos donde todos podamos participar! Los niños estuvieron de acuerdo, y cada día intentaban juegos nuevos en los que todos pudieran jugar, corriendo o rodando.
Lily se sintió incluida, y los niños aprendieron a pensar en las necesidades de todos. Se convirtieron en un equipo donde nadie se quedaba afuera.
Es importante pensar en las necesidades de todos cuando jugamos. La amabilidad y el trabajo en equipo pueden hacer que todos se sientan incluidos, sin importar cómo se muevan o jueguen. ¿Qué harías tú para que nadie se quede fuera?