Amira sonríe y sigue pedaleando. Los niños la animan mientras pasa a toda velocidad junto a Leo.

—¡Guau, eres rapidísima! —dice Leo, sorprendido.

Amira se siente orgullosa y feliz. Todos siguen jugando, riendo y corriendo hasta que empieza a atardecer. Amira aprende que la amistad es más importante que tener cosas nuevas.

Es importante ser amables y no juzgar a las personas por lo que tienen. Los verdaderos amigos se preocupan por quién eres, no por tus cosas.